Soñé
una y otra vez con esa escena, un hermoso cisne con sus plumas blancas como la
nieve, igual de alto a mí y sus ojos tan expresivos que no debía emitir ni un
solo sonido para saber lo que estaba sintiendo, si, aquel animal que algunos
días me hizo muy feliz con el simple hecho de estar a mi lado, sentir que un
día se pasaba en un minuto cuando jugábamos, sentir que era lo único importante
en mi vida, y ahora se ha ido, ya no está.
No
quedaría en el olvido, yo haría que todos sintieran ese dolor, agonizante y
fuerte, que el sintió al morir, por esa bala que inicio una guerra dentro de
mí, una guerra que no acabaría hasta cumplir mi objetivo.
Busque
a mi amigo Michel Fokine, con quien ya había hecho algunos trabajos antes, gran
coreógrafo, supo crear cada movimiento y hacer que a través de mi baile se
sintiera dolor y angustia, sentimientos difíciles de conseguir a través del
ballet.
Lanzamiento de la pieza, nervios al 100%, reflexiones
para que todo salga bien, una última reunión con mi coreógrafo y empieza a
sonar la bellísima y delicada música de Camille Saint-Saens, es mí momento de
entrar, dos pasos largos y estoy dentro del escenario. Sin si quiera pensarlo
mis pies ya están de punta, Quatriemedevant,
con mis brazos levantados expresando la grandeza de las alas de un cisne,
empiezo a sentirlo, dolor, dolor por saber que mi cisne ya no estaba, que nunca
más lo iba a ver.
Mi siguiente paso
un Ballotte con el cual quedo en el suelo, aun con movimiento en mis brazos
continuo con mi espectáculo, un paso tras otro, expresando los sentimientos que
un animal puede llegar a soportar, caigo y me levanto cada vez con más fuerza y
energía, demostrando que puedo soportar más que el abuso humano. Doy vueltas
para que vean mi plumaje, blanco y perfecto, con el cual me siento en todo mi
esplendor, me siento única, y siento dolor, quiero que todos sientan mi dolor,
el dolor de mi cisne.
Estoy volando en el
escenario, con mis grandes alas compuestas por mis brazos y mostrando mi traje,
tan lindo como el plumaje de los cisnes, tan igual que me confundo y siento que
mi cisne está aquí conmigo, acompañándome.
Continuo con mi
baile, mostrando como es un cisne y como se siente en el agonizante momento de
la muerte, sigo actuando como este animal tan bello, continuo teniendo sus alas
y volando dentro del escenario. Unos cuantos pasos más y empieza a decaer tanta
grandeza, mis brazos ya no tienen fuerza, y poco a poco voy cayendo, ya estoy
en el suelo y mis alas me envuelven, me envuelven hasta quedar totalmente
tendida, ya sin ninguna vida, caigo agonizante y finalmente muero. Solo espero
que mis espectadores hayan podido sentir este agonizante dolor.
Logre terminar mi
acto, solo duraba 2 minutos, los cuales fueron increíbles, exprese todo lo que sentí a través
de lo que más amo, el ballet. Ahí estoy, siendo felicitada por los
espectadores, escuchando comentarios como: “estuve agonizando contigo, gran
trabajo”. Esos comentarios que te hacen sentir que hiciste un buen trabajo y
que estas completa.
Logre que las
personas del público sintieran lo que yo sentía, y lo que tal vez más adelante
muchos otros sentirían por el inicio de esa guerra absurda, personas que
tendrían una muerte agonizante y dolorosa, así como la de mi cisne.

Genial artículo.
ResponderEliminar