miércoles, 29 de enero de 2014

COLOR ARCOIRIS

¿Qué tan difícil es montar en un pavo real?  Una vez cada cierto tiempo soñaba con tener un pavo real, tal vez de mascota o como mi amigo fiel, esa criatura extraordinaria que con sus varios colores me conquistaba y hacia que me interesara cada vez más.

Al contarle a mis padres el profundo deseo de querer tener un pavo real como mascota se rieron en mi cara, pero a pesar de eso no me iba a detener, mi sueño debía hacerse realidad, quería sentirme totalmente identificada con este majestuoso animal que con sus llamativos colores atraía la mirada de cualquiera.

Conseguir esta clase de animal no es tan fácil como se imaginan, se debe buscar muy bien y tener los adecuados cuidados para que no vaya a sufrir ninguna molestia. Encontré el lugar con un pavo real que me enamoro, sus plumas extravagantes me hacían querer tenerlas para mí en una de mis prendas, pero más allá de ese pensamiento crudo, sentí una atracción anormal por el animal.Sentí que inmediatamente nos conectamos y simplemente acercándome a unos cuantos pasos sabía que ese sería el pavo real que llegaría a ser la compañía perfecta.

Deseaba tanto tener a ese animal que me propuse a convencer a mis papas para tenerlo en casa, ardua labor debo admitir, pero al pasar  unos días aceptaron la propuesta y corriendo llegue donde mi amigo, lo compre y decidí llamarlo Arco iris porque sus colores reflejaban este claro suceso ambiental.

Por fin mi sueño hecho realidad, ahora debía empezar a educar a Arco iris, primero dándole su espacio para que el mismo escogiera lo que sería de su preferencia. Días después yo ya me sentía como el pavo real de mi casa, tenía siempre encima las miradas de mis papas y hermanos, creían que estaba loca por tener de mascota un pavo real, pero para mí era un sueño hecho realidad.


A veces sentía que Arco iris me hablaba y me decía lo que sentía, y esto fue una clara señal de la conexión que teníamos mi mascota y yo, tal vez si estaba un poco loca pero todo lo hacía para ayudar a Arco iris a adaptarse en su nuevo hogar.


Decidí hacer algo que  antes nunca  había pensado, llegaría el día en el que pudiera montar sobre Arco iris y sentirme en un máximo esplendor encima del animal. Lo intente varios días pero no era nada fácil. Arco iris se ponía bravo y huía de mí, pero días más tarde empecé a cogerle el tiro, simplemente acariciar sus plumas un par de veces, esperar a que sus plumas estuvieran caídas y en ese momento hablarle un poco, finalmente conseguí lo que quería, sentirme como un pavo real, lleno de majestuosos colores y plumas extravagantes, siendo este ser maravilloso con el que un día soñé, finalmente me sentía como él.